Esta agrupación de jóvenes que promueven conocer la ciudad desde la altura, piensa que podríamos estar todo un día en el cerro reconstruyendo la historia de Santiago, separando las comunas, identificando qué reconocemos, qué cosas no, por donde pasa el río e incluso se puede observar a otros cerros isla como referencia para la ciudad. Para ellos la georeferencia y la historia son súper importantes y se pueden aprender desde los cerros, y casi solamente desde los cerros.
Alkütun es una organización que hace visitas guiadas al cerro Renca y pronto empezarán a hacerlas en otros cerros de la ciudad. Su propuesta es que desde ellos se puede ver todos los grupos que han influenciado la construcción de la ciudad. “Primero llegaron los incas, después los españoles, los europeos y luego las influencias gringas. Y entendiendo esto podemos vernos a nosotros mismos como parte de esta sociedad. Es como replantearnos nuestras raíces. Esa fuerza tan profunda es la que tienen los cerros”.
“Cada visitante que convocamos tiene la oportunidad de observar la ciudad, pero al recorrer el cerro logran sensibilizarse frente a su condición de piezas naturales en medio de la urbe”. Con las caminatas que realizan, pretenden cambiar la percepción del cerro como un espacio vacío y dar cuenta de la variedad de ecosistemas propios de la región que ahí habitan.
Reconocen la importancia biológica que tiene el cerro Renca, porque a pesar de que se encuentra dentro de Santiago, se pueden ver especies que no se encuentran en otros lados de la ciudad. “Por ejemplo, los líquenes, que son bioindicadores de aire puro que solo se encuentran ahí por la altura. También encontramos especies específicas que no son tan fácil de encontrar en otras partes. Para nosotros el cerro está ahí llamándonos, y nos dice ‘¡vengan a visitarme!’”
A Alkütun le importa el cuidado de la biodiversidad, y gran parte de su motivación tiene que ver con los cerros isla porque saben que se están perdiendo, al igual que el bosque esclerófilo y la flora nativa que crece especialmente en Santiago, la cual se da solo en cinco lugares del mundo.
“Los cerros isla rompen mucho esa idea que hay que ir al sur para conocer la naturaleza. La gente ya asumió que la ciudad se tomó la naturaleza, y que la naturaleza ya no está acá. Al momento de llevarlos al cerro Renca se sorprenden con que sigue vivo, aunque es muy claro que está deteriorado también”.
Los cerros para Alkütun son aulas libres. Sus visitas guiadas apuntan también a generar un pensamiento crítico sobre el crecimiento de la ciudad, la destrucción de las áreas naturales y las causas que han provocado que los cerros se encuentren en el estado en que están. Así, con su trabajo esperan sembrar una semilla para que la gente empiece a tomar consciencia y contribuya a esta causa.
“Es un espacio libre que tenemos para trabajar, para expresarnos y darle ese espacio a las personas para que se expresen también. Estás fuera de la ciudad, pero dentro de la ciudad, viendo la ciudad. Los cerros isla son espacios bastante únicos, que no permiten separar tu ser natural de tu ser citadino, por el contrario, busca conciliarlos. Por eso es una gran oportunidad el cerro isla: al estar en medio de la ciudad, permite generar ese diálogo”.
En Alkütun actúan desde la educación porque creen que cuando hay apropiación por parte de las personas y se genera un sentido de arraigo, el espacio privado empieza a ceder. Ellos reconocen la condición de propiedad privada de la mayoría de los cerros, aunque consideran que debieran ser espacios públicos abiertos para todas las personas.
“Lo que sí me atrevo a exigir son los accesos. Me gustaría que hubiera una especie de norma como lo hay con las playas y el acceso libre a las costas, pero con los cerros. Los bordes de los cerros también están constituidos y que se arme un plan de infraestructura verde que no mire a los cerros como elementos aislados, pero como parte de un sistema de la ciudad”.
“Se pueden constituir como importantes parques urbanos con la identidad que ameritan. Yo no quisiera tomar como referencia al cerro San Cristóbal o al Santa Lucía, porque son parques urbanos con muchas especies exóticas, y con arquitectura exótica que habla de otra culturas. Creo que los cerros son las mejores oportunidades del valle para mostrar la cultura local y las raíces.”
Alkütun reconoce y se articula con otros grupos que están trabajando en el cerro Renca con propósitos similares. A pesar de que a veces se cruzan con algunas temáticas, no los ven como una competencia, por el contrario, piensan que entre más organizaciones estén trabajando por proteger y dar a conocer los cerros, es mucho mejor.
“La gente no sabe bien qué quieren para los cerros. Probablemente si se les pregunta van a pedir un San Cristóbal en cada cerro, pero no tendría por qué ser eso. Por eso es importante generar esa cultura. Yo creo que eso es lo que hacemos y que es un trabajo implícito que no se ve materializado. Pero esperamos que ojalá se vea reflejado en el momento en que la comunidad se tenga que apropiar de sus cerros”.
Se imaginan un futuro en el que los cerros tengan senderos interpretativos de accesibilidad universal. “No con la intención de degradar el espacio, sino de que sea sustentable. Generar espacios comunes para toda la comunidad, para que todos los santiaguinos puedan conocer estos cerros isla”.
Les gustaría ver a los cerros más verde, aunque saben que quizás el Renca nunca haya sido muy verde. Creen que hace falta más vegetación en la ciudad. Los cerros pueden ser esos espacios de contacto con la naturaleza en la ciudad. Ellos nos invitan a pensar los cerros no como si estuvieran separados, porque a pesar de que son islas, son parte de un conjunto.
Prácticas
Cerro a escala de ciudad que se configura como un espacio compartido y común resultado de la potente apropiación colectiva que ahí se despliega. Escenario de acciones que defienden y reclaman el cerro como ícono de naturaleza y que se posicionan en resistencia a la urbanización de Puente Alto.
Cerro a escala metropolitana que presenta una variada co-existencia de usos, los cuales están determinados por el encuentro y la tensión con el espacio público y el privado, que marcan una presencia protagónica y dominante en el cerro.
Cerro a escala local en el que se observa la articulación de comunes en el espacio, producto de las distintas intervenciones y adecuaciones comunitarias que las vecinas han realizado para cuidarlo y protegerlo como espacio colectivo.